lunes, 16 de septiembre de 2013

Córdoba vivió su Vía Crucis Magno, lleno de belleza e recogimiento

La ciudad califal disfrutó de su acto del Año de la Fe con 18 pasos de diferentes hermandades, las cuales rezaron las estaciones en el entorno de la Mezquita-Catedral

Reina de los Mártires bajo la torre de San Hipólito

Único palio del Vía Crucis en la avenida del Gran Capitán

Cruz de Guía del Rescatado

Jesús Rescatado
                                               

Desde hora muy temprana, numerosas personas venidas de muchos lugares de Andalucía paseaban por la Judería o el Puente Romano. La mañana se tornaba conforme pasaban las horas de gris a azul. El sol apretaba con fuerza y se llenaban los bares y restaurantes que participaban en la Ruta de las Tapas Cofrades, promocionada por el Ayuntamiento y la Agrupación de Cofradías en colaboración con los hosteleros cordobeses.

Coronación de Espinas bajo el sol
Mientras, sonaban los últimos acordes del pasacalle “Sones de Fe”, donde distintas bandas de la provincia se pasearon por las principales arterias del casco histórico como la calle San Fernando, Cardenal González o Torrijos.

Se acercaba la hora de la salida del primer paso y el nerviosismo aumentaba por momentos. A las 16:15 de la tarde, los alrededores de la Real Colegiata de San Hipólito, desde donde saldría a las 17:00 la Reina de los Mártires, se encontraban repleto de personas que esperaban al único palio del cortejo del Vía Crucis Magno. La titular de la hermandad de la Buena Muerte, representaría a todos los mártires cordobeses y recibiría una ofrenda floral en la plaza del Triunfo en recuerdo a todos aquellos que no abandonaron su Fe.
El capataz llama a los costaleros

La llegada de la banda Julián Cerdán de Sanlúcar de Barrameda fue recibida con aplausos y vítores en la plaza de San Ignacio de Loyola. El cortejo salió muy rápido y el palio se echó a la calle a los sones de la Marcha Real, Saeta Cordobesa y Estrella Sublime, entre otras composiciones que se sucedían una tras otra mientras que el paso avanzaba por la avenida del Gran Capitán.

Salida del Cristo de Remedios y Ánimas

A partir de ese momento, se sucederían las salidas de los templos desde distintos puntos de la ciudad. En la plaza del Corazón de María, Nuestro Padre Jesús Nazareno Rescatado atravesaba la puerta de la Parroquia de Santa María de Gracia y San Eulogio. Pocos metros más atrás, Nuestro Padre Jesús Humilde en la Coronación de Espinas se acercaba al centro de la ciudad desde el paseo de la Virgen de la Merced. En la calle María Auxiliadora, se podía ver una hermosa estampa de los dos pasos avanzando al mismo tiempo.

Iconografía antigua de Cristo Crucificado con el sol y la luna bordados
En la plaza de San Lorenzo y a las puertas de la parroquia del mismo nombre, crecía la expectación por ver al Santísimo Cristo de Remedios y Ánimas en la calle con la luz del sol. A las 18:30 de la tarde, se abría el portón de la Iglesia y comenzaban las campanas de la esbelta torre a tañer. Los sonidos se mezclaban con el rezo del Santo Rosario y las voces de los hermanos entonando el Miserere detrás del único paso que llevaba ruedas en este acto. El cortejo, medido y perfecto buscaba poco a poco la Carrera Oficial de este Vía Crucis Magno.

Por la plaza de la Magdalena avanzaba con el esfuerzo de sus hermanos costaleros Nuestro Padre Jesús de las Penas de la hermandad de la Esperanza. La hermandad de la Estrella y su impresionante paso de Jesús Negado por Pedro llegaba por los Jardines de Colón al centro de la ciudad. En San Basilio sonaban acordes sevillanos de la Agrupación Musical Nuestra Señora de los Reyes tras Nuestro Padre Jesús de la Pasión. La torre de la Mezquita guiaba al paso de La Sentencia entre naranjos y jazmines en una tarde de color anaranjado.

El punto de unión de las cofradías, la Cruz del Rastro, estaba repleto de familias, grupos de muchachos, personas mayores…que esperaban la llegada de los distintos pasos desde las calles San Fernando, Lucano y Cardenal González. Hubo algunos problemas en este punto del recorrido debido a la masificación de público, el cual provocó el retraso de la entrada de los pasos en el recorrido oficial. Sin embargo, al final el ritmo se recuperó y las hermandades entraron poco a poco en la Ronda de Isasa.

Una estampa de gran belleza se daba en la calle San Fernando, donde se podían ver hasta 4 pasos seguidos, con los candelabros encendidos y rodeados de frondosos naranjos, que parecían formar parte del exorno que acompañaban a las Sagradas Imágenes.


Cortejo de la hermandad de Ánimas
Misterio de la hermandad de la Esperanza
Todas las previsiones se descontrolaron y se superaron las 150000 personas en la calle. Todas las sillas dispuestas en el entorno de la Mezquita fueron ocupadas y la finalización del Vía Crucis se alargó hasta pasada la medianoche. Después de la homilía del Obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, y la adoración del Santísimo Sacramento; comenzaron los regresos de las hermandades a sus sedes canónicas. La Coronación de Espinas y el Santo Sepulcro fueron las primeras en abandonar la Catedral debido a la lejanía de su templo y una petición expresa a la Agrupación de Cofradías, respectivamente. Así, todos los pasos iban abandonando el primer Templo de la ciudad califal y volverían de vuelta en medio de una noche donde quedarían todavía hermosos momentos por vivir en un jornada donde Córdoba se llenó de belleza, intensidad y recogimiento junto a sus hermandades.

Santo Sepulcro
Hermandad de la Estrella


Juan Manuel Luna Cruz

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