jueves, 6 de septiembre de 2012

Meditando bajo tu Cruz

                     Foto extraída del blog cofrade de Sevilla: http://blogcofradesevillano.blogspot.com.es/

“¿En qué piensas Tú, muerto, Cristo mío?” Miguel de Unamuno

Bajo tu leño, lleno de Vida y Esperanza, este que escribe, medita. Y es que es tiempo de meditación, de pensar, de reorientar lo que hay en este mundo; y que mejor sitio para hacer todas estas cosas que debajo de tu Cruz y bajo tu atenta mirada. Porque Tú siempre estás atento a nosotros y tenemos que mirarte (siempre lo digo), buscarte…Qué mejor sitio para buscarte que entre naranjos y en medio de olor a azahar.
Hay tantas cosas que quiero contarte, hay tantas cosas que quiero que me ayudes, tantas que quiero pedirte…que no hay espacio ni tiempo en el universo que cabe en la mente de un hombre para resolverlas, y por eso, te las pido a ti, Señor. Sin embargo, te hablo tanto de mí que no te pregunto cómo estás, cómo nos ves, cómo puedes ayudarnos a buscar esos Remedios con nombre de mujer, cómo podemos quitarte esos Clavos que sufres por nosotros y por nuestra culpa, cómo podemos quitarnos ese Rosario de penas que clamamos para que desaparezcan de nuestras vidas siempre mirándote a los ojos…Meditando estoy, pensando cerca de ti, cerca de ese barco romántico donde todos queremos subir el Miércoles por la tarde para acercarnos a ti y recoger a Tu Madre para que Ella nos acompañe y nos consuele en medio de este caos donde vivimos.
Tus Siete Palabras son siete leyes de filosofía, siete decretos del alma, siete normas para el corazón, siete doctrinas de moralidad para que ayudemos a Todos los que están a nuestro alrededor. Tus Siete Palabras son el complemento perfecto a las Bienaventuranzas de los justos. Esos mensajes nos quitarán la máscara con la que nos mostramos a la sociedad, nos eliminarán el espejo donde se refleja la mentira, la codicia, la envidia, y nos dejarán puros como la poesía adolescente de Juan Ramón Jiménez: “Vino, primero, pura…”.
Cuidar de la madre, dar de beber al sediento, perdonar a los pecadores son los mismos Mandamientos que el Padre entregó en el Sinaí a Moisés, los mismos Mensajes que distes en el Sermón de la Montaña, los mismos que nos dijiste el día que te entregaste por nosotros…ahora lo dices en la paz de tu capilla de San Vicente, en la recoleta plaza de la Loca del Sacramento: Doña Teresa Enríquez, en la bella calle Cardenal Cisneros, en la plenitud de tu paso, entre águilas y bambalinas de plata que cobijan a tu Madre de la Cabeza, pero también lo susurras en los comedores, en las bolsas de caridad, en los centros de acogida, en las calles donde el frío atrapa a las personas en invierno, en los pasillos de un hospital, en los ojos de los pobres…esos mismos ojos me dicen que cuando la pobreza llama a tu puerta, la Fe, la Caridad y la Esperanza tienen que salir a recibirla.

Juan Manuel Luna Cruz

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