miércoles, 25 de abril de 2012

Pesadilla Feriante





El otro día tuve una pesadilla mu malita, de esas que luego no te dejan dormir el resto de la noche. No sé por qué sería. Se la voy a contar a ver si ustedes, queridos amigos y amigas, me la descifran como José, el de la Biblia.
Iba yo caminando por una calle del Real y me dirigía a la caseta de un amigo. Cuando llego a la puerta y me fijo en el portero de la entrada para explicarle que mi camarada se encontraba allí dentro y me había dicho que pasase sin problemas, resulta que no era un portero, sino una portera y era nada más ni nada menos que Angela Merkel. Le cobraba a la gente la entrada (por supuesto en euros) y no dejaba pasar a las mujeres que vestían de flamencas, porque me dijo que todo el mundo debía ir con chaqueta como la que suele llevar ella. Menos mal que mi amigo salió y pude pasar. Pero es que la cosa continuaba. Atravesando la caseta, me encuentro varios corrillos con varias jarras de rebujito acumuladas como el de Hollande, Sarkozy y Marine Le Pen, ¿de qué estarían hablando?; Rajoy tocando las palmas y haciendo oídos sordos a lo que le decía Rubalcaba junto a Toxo y Méndez; bailando sevillanas la juez Alaya y José Antonio Griñán, alrededor un coro con las magnificas voces de Mar Moreno, Antonio Fernández, José Antonio Viera a la guitarra y con un coca, cola al lado de todos ellos, Francisco Javier Guerrero.
El panorama no cambiaba cuando pasamos a la zona de la barra. Torrijos y Mellet, con una carita antológica porque tenían que pagar las gambas y Zoido este año no invitaba a nadie. Cristóbal Montoro estaba muy nervioso porque no le salían las cuentas de los mangazos y los presidentes de los bancos y cajas no paraban de pedir platos de jamón, pimientos fritos y tortillas. En cuanto pude, salí corriendo de aquel lugar que más que una caseta, aquello era el patio de Monipodio que tan bien retrató el genio de los escritores españoles, Miguel de Cervantes.
Al fin, me desperté, sudando como un pollo. Incluso mi hermano, un poco asustado porque él también lo había deslumbrado me dijo:
-¿Qué ha pasado Manolo?
-Ná, una pesadilla. No ha pasado ná.
Por la mañana, me encontraba desorientado por lo que fui a mirar el almanaque para ver la fecha y mi sorpresa fue que era lunes de Pescaíto. Ojú con la Feria. 
Juan Manuel Luna Cruz

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