miércoles, 30 de noviembre de 2011

Afición a tus colores


El otro día se presentaba el libro de don Nicolás Salas, fantástico historiador sevillano, sobre la riá que produjo el Tamarguillo en el año 1961 y sus devastadoras consecuencias sobre la ciudad de Sevilla. Una curiosa foto que aparece estos días en varios diarios hispalenses que recomiendan el trabajo de Salas es la de un Benito Villamarín inundado hasta arriba y convertido en una auténtica piscina, es decir, con el agua al cuello.
 Podríamos hacer un símil y una metáfora al mismo tiempo relacionándolo con el presente y con la situación que vive el Real Betis actualmente. Una derrota tras otra, una empresa que está en medio de un concurso de acreedores, un equipo con jugadores de la pasada temporada de segunda división, con un par de fichajes actuales y con menos dinero que los bancos. Sin embargo, la afición no se cansa. Es exigente, pero fiel. Sigue confiando a pesar de los pesares en su entrenador Pepe Mel y en sus jugadores, tanto veteranos como canteranos, y en su disposición y compromiso ante los partidos. Ya sabemos que estamos en primera, pero tenemos lo que tenemos y hay que apechugar (o como dicen en la amada Cádiz, hay que mamar). Pero lo que más me gusta de mi Betis (por si lo dudaban, es mi equipo) es su gente. Es su gracia y su guasa. Es su coraje ante los desafíos y las desgracias; y el no abandonar sus colores aunque esté el club en primera provincial. Esa gente que se gasta sus 200, 300, 400 euros en su carné durante el verano, que va un domingo sí y otro no a ese campo, pradera verde al final de la Palmera, a sufrir (porque en el Betis se sufre hasta el final, aunque vayamos ganando 3-0), a cantar un gol, a recordar aquello a los del otro equipo de la ciudad de que antes de que San Fernando reconquistara la ciudad, ya se cantaba Viva el Betis (del añorado Silvio el Rockero) o antes de que en Inglaterra se jugase el fútbol, se gritaba que Viva el Betis (como dice el célebre azulejo del bar La Primera del Puente en la calle Betis, miren que casualidad). Esa marea que lleva esos colores tan bellos llenos de esperanza y paz (verde y blanco, respectivamente) y que hacen que nos llenen de ilusión todos los domingos.
Mucha gente dice que el fútbol saca nuestro lado más salvaje, nos volvemos animales gritando, bebiendo, insultando…yo diría que en 90 minutos nos saca el lado más humano que tenemos, pasamos por todos los estados posibles: ilusión, esperanza, miedo, alegría, pena, tristeza…todos los que se pueden imaginar en algo más de hora y media. Y más en esta afición luchadora, de toda la vida, que vence todas las adversidades, y que como dicen los Supporters, es presa de tus trece barras, Betis.

Juan Manuel Luna Cruz

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