domingo, 13 de octubre de 2013

Huir a la Arcadia




Tiene la tarde el color de la panza de Platero, el burro del poeta que desnudó a la poesía de florituras. Paseas por la ciudad ¿de la gracia o de la guasa? ¿De la gracia de José María Izquierdo o de la guasa de Antonio Burgos? Feria es ancha desde Omnium Sanctorum hasta la Plaza de los Carros. Allí, en una pequeña capilla, nos recibe una Virgen con su mano entregada a los fieles. Regina fue la unión entre un barrio y el centro. Fue un epicentro de comercios, de los de toda la vida. La “reconversión” de la Encarnación dejó en coma a esta rúa con nombre de convento. Ahora, los hipsters, una cultura llegada desde fuera, la han revitalizado. Eso es bueno. Se pueden ver en sus tiendecitas y pequeñas abacerías un toque de antiguo pero elegante. Una nueva forma de entender y vivir la vida. 




Llegas al estrambótico lugar. A los champiñones, a las Setas. Así se ha quedado en el urbanismo sevillano. Ni Metropol, ni Parasol, ni Jurgen Mayer. Son las Setas de la Encarnación y de Monteseirín. Las gigantescas columnas de cemento se comen la tranquila placita pegada a Puente y Pellón. Como dos soldados, uno fuerte y otro endeblucho, allí aguantan el ficus y la fuente. Recuerdan a la obra ultra-modernista quién llegó antes. Desde Puente y Pellón se divisa la linterna del Salvador. Esta te atrae por su gravedad infinita, sin embargo, tu camino es distinto del bullicio. Coges los callejones tras la Compañía. Buiza y Mensaque, Lagar y Acetres para llegar a Cuna, la calle medida. En Acetres, te vuelves a parar, como siempre. Ya le has hablado muchas veces a la gente sobre este lugar. La casa de Luis Cernuda. Ahora es una cristalería. El segundo piso está derrumbado. ¿Quién sabe si el peso del tiempo ha podido sobre la eternidad? Nos reciben los cristales y los espejos. Ellos son el mismo reflejo del paso del tiempo sobre nuestro cuerpo y nuestra alma. Ellos van señalando la realidad de cada día y como los años aparecen y no vuelven atrás. Sin embargo, siempre hay una posibilidad de escapar y huir a la Arcadia. Espero que lo recordemos olvidando los espejos del tiempo y atrapando la luz a través de un toldo de estrellas de seis puntas, como lo hacía Cernuda.


Juan Manuel Luna Cruz

No hay comentarios:

Publicar un comentario