domingo, 23 de junio de 2013

¿El campo es una solución?

Un servidor ha escuchado varias veces que si nuestros padres y abuelos despoblaron el campo y se fueron a la ciudad, nuestra generación abandonará las grandes capitales y volverá a sus raíces: los pueblos, aldeas y campos. Se trata de movimientos migratorios en forma de péndulo. Este debate aparece muy poco en la opinión pública y hay numerosos datos que corroboran que el futuro no está en las urbes, sino en los pueblos. Hoy ha aparecido una noticia en El País en la que algunas villas del centro y norte de España buscan desesperadamente familias con niños para que no les cierren las escuelas y condenen a los pueblos a su desaparición. Los consistorios de núcleos rurales de León, Teruel o Albacete ofrecen casas gratis, cheques-bebé o trabajo para aquellos que se vayan a vivir al campo.

Otro datos que han aparecido en las recientes semanas es que uno de los sectores donde los jóvenes que no encuentran puestos de trabajo y se marchan a invertir es la agricultura, y lo mejor es que han crecido los puestos de trabajo, nacen más cooperativas, la agricultura ecológica ya no es algo romántico…Creo que estas cosas son para meditar y buscar planteamientos para esta crisis que ahora está adormilada como un volcán dormido. A lo mejor, una de las salidas de la crisis es la potenciación del sector primario, a lo mejor se necesita un plan de desarrollo del campo, o una reforma agraria, o explotar las propiedades de manos muertas (sí, todavía hay algunas zonas en nuestro país que parecen que no han avanzado desde el siglo XVIII).

Una idea que debemos tener en cuenta es que el llamado Estado del Bienestar ha muerto, por lo que eso de que voy a trabajar 8 horas, en coche, desayuno, tengo mi mesa de trabajo o despacho, y si puedo salir antes de tiempo mejor…ha cambiado. Esa comodidad fue un sueño de la época famosa “cuando éramos ricos”. De un túnel se sale, pero de forma diferente. El campo está, para la mayoría de la sociedad española, infravalorado. Los mismos antiguos trabajadores no quieren que sus hijos sigan su estela. Pero el tiempo que nos ha tocado es este, no lo hemos podido elegir, sino que lo que tenemos que hacer es buscar soluciones para ello.


Puede que el campo sea un camino que abandonamos por los cambios sociales, políticos y económicos de los años 50 y 60 y puede que por cambios de los ámbitos comentados antes, de nuevo, volvamos a la senda de las labores del campo.


Juan Manuel Luna Cruz

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