viernes, 24 de agosto de 2012

El objetivo del David

                                           Foto extraída de la página web: culturizando.com


Impacientes, el grupo esperaba en el vestíbulo de la Galería de la Academia. La guía nos entregó los cascos para poder escucharla mejor y nos adentramos en sus salas. Había pocas porque casi todo lo importante estaba en los Uffizi. Digo casi todo porque en este museo se guarda la cumbre, el final, la apoteosis del Renacimiento. Después de esto, los artistas se tuvieron que replantear el arte, comentaba la guía. Un viejo florentino admiraba a aquella figura que salió de una mole de mármol. Y es que Miguel Ángel sacó a David del bloque. Él ya estaba esculpido. El artista solo lo liberó de su prisión. Sin embargo, los esclavos siempre quedarán atrapados. Buonarroti aceptaba muchos encargos, pero pocos concluía. A pesar de ello, se le antojó el Gigante, un bloque de mármol situado en la catedral de Florencia y se encerró con él 3 años en un patio. De él, nació el rey bíblico que, sosteniendo una tensión controlada, gira la cabeza hacia la izquierda con un objetivo concreto.  Este objetivo es suyo, es su meta y parece decirle con los ojos: “Te voy a destruir”.
Me quedé, sobre todo, con esta explicación de la guía: el objetivo del David. Miguel Ángel podría haber seguido otros modelos anteriores, sin embargo, nos muestra a un hombre preparado para el combate y que sabe, por su mirada y concentración, que va a ganar. Por eso, cuando se le ve, da la sensación de que se le va a escapar la frase que comentaba anteriormente. Podríamos, ¿por qué no?, buscar un objetivo como David. La sociedad tiene tantos objetivos de palabra, que no se fija bien y acaba olvidándose de ellos. Nos hace falta esa tensión controlada de las manos de esta escultura, las cuales guardan la piedra que ha de caer de bruces a Goliat. Nos estamos irritando ante la crisis y no achacamos los problemas de frente. Damos muchos palos de ciego y no miramos fijamente el objetivo. No parecemos musitar en nuestros labios: “Te voy a destruir”, dirigiéndonos a ese Goliat, ahora llamado pobreza, hambre, muerte…Podríamos observar detenidamente a esta cumbre del arte, que parece estar diciéndonos algo en medio de la tormenta en la que estamos metidos todos.

Juan Manuel Luna Cruz

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