martes, 16 de octubre de 2012

El Coloquio de los perros y Cataluña


Tranquilos, en la plaza, se encuentran sentados nuestros reporteros más intrépidos: Bernardo y Juana, Juana y Bernardo. Miran, como de costumbre los movimientos de sus dueños, observan el deambular de los visitantes, pasean de una punta a otra para que no se le duerman las patas y piensan, piensan mucho. Tienen tiempo y eso les hace meditar, ¿o es que un chucho no puede pensar mientras contempla una escena? Andan preocupados porque es época de pocas grandezas y demasiados suspiros.

-Oye Bernardo, ¿te acuerdas de cuando nos reíamos de que el Pumarejo se independizaría antes que Cataluña? Pues creo que eso no va a  ser así. Las cosas siguen hacia adelante y veremos cómo acaban.

-Anda, anda Juana…Para empezar, eso está muy lejos de aquí y nosotros tenemos problemas día a día; y segundo, veo bastante complicado que se asiente la idea de un estado catalán.

-¡Venga espabilao! Arguméntame, que eres tú muy listo y sabes de todas esas cosas, además de que siempre tienes una solución.

-Por Dios, Juana, ni que se te fuera la vida en ello. Yo que quieres que te diga…el concepto de un estado lo veo demasiado grande para Cataluña, es verdad que desean una determinación desde hace tiempo, pero no se puede montar lo que estamos viendo de la noche a la mañana. Yo soy de esos que hacen madurar una idea, la dejan crecer, montan una teoría en todos los aspectos (histórico, sociológico, político, geográfico, cultural, artístico, lingüístico…) e intento convencer a los poderes de que lo que estoy clamando y una parte de mi población también no es ninguna tontería. Pero esto que ha aparecido de un mes para acá, me parece un poco absurdo y puede que lo que se quiera es no mostrar los problemas que hay sobre la mesa, ocultándolos con panfletos soberanistas. Yo escucharía a los catalanes pero con un plan serio de soberanía, con causas y consecuencias, con un proceso de diálogo profundo entre los partidos y los poderes públicos, y si la cosa sigue palante, pues palante. Pero con todas sus consecuencias.

-¡Qué gran exposición Bernardo! Eres un verdadero político. Pero eres como los de ahora. Los que no piensan en la gente. Solo en un poder, en una idea que se esfuma con el tiempo. ¿Tú has pensado en las personas? ¿En las familias? ¿En lo que puede acarrear con la que está cayendo encima? No quiero caer en la demagogia, pero hay que hablar claro. Lo que se quiere es un triunfo electoral, una foto, una portada de un periódico vendido a unas siglas, un gran proyecto empresarial…No se piensa mucho en las personas últimamente. Se piensa en España, en Cataluña, en el PP, en CiU, pero no se tiene en mente en los que integran este país, ni en los catalanes de a pie, ni los que votan a uno y a otro… solo en lo que te he dicho antes. Seguimos, una y otra, y otra, cayendo en el mismo error. No aprendemos, no entendemos que ese no es el camino, pero ni unos ni otros ni los de la moto…

-Juana, tú misma me dijiste que ni llorando un año entero, nos iban a escuchar…

-Hasta que esto reviente de nuevo, como ha reventado otras veces, y la Historia se volverá a repetir. Pensemos más en las personas que en un cacho de tierra de aquí o allá. Dejemos al maldito dinero a un lado y ayudemos a los que están pasándolo mal. La idea estará más gastada que la portada de la Iglesia de Santa Catalina, pero es que no hay que cansarse de repetirla a ver si se enteran de una vez.

-No sé si te escucharán esta gente, pero a ver si te escucha Dios Juana, cuánta razón llevas. 

Juan Manuel Luna Cruz

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