Algo de locos tenemos los seres humanos. Lo dijo y
demostró Cervantes en la novela de nuestro caballero más querido cuando señaló
que él que se creyera más cuerdo, era el que estaba más majareta.
Nosotros, los sevillanos, tenemos que estar muy
majaretas, pero aun así, vamos tirando. Salimos de una y nos metemos en otra.
Limpiamos de nuestras calles los caramelos de la cabalgata de reyes y ya hay
imágenes en los templos que se están moviendo para sus cultos. No tenemos
remedio, ni tampoco lo queremos. De momento, estamos bien.
El pasado lunes 7 de enero se trasladó desde su
capilla sacramental de la Colegiata del Salvador, Nuestro Padre Jesús de la
Pasión, obra del Dios de la Madera: Juan Martínez Montañés. Este es un culto al
que le recomiendo personalmente acudir ya que podemos admirar, rezar y
contemplar en la máxima cercanía esta devota imagen. ¿Por qué? Si ustedes la
han visitado alguna vez en su capilla, verán que se encuentra en alto,
presidiendo un imponente altar de plata (el cual proviene de un colegio de los jesuitas)
y si han ido a un besapies, lo solemos ver colocado sobre un pedestal, con el
pie a la altura de nuestra cabeza para poder besar su talón.
Pues bien, en este acto que cada año congrega a más
gente en las naves del Salvador, al Señor lo colocan sobre un diminuto pasito,
portado por los hermanos (que no son más de 6 o 8), se realiza una pequeña
procesión desde la capilla hasta el altar mayor, preparado para el quinario y
se reza las Cinco Llagas de Jesucristo, unas oraciones que se han ido perdiendo
en la religiosidad popular.
En esos momentos, podemos disfrutar de la imagen de
Pasión más íntima, la más cercana que conocemos. Podemos observar el gesto
apolíneo con el que el escultor trató a la pieza, la suave zancada que parece
no querer rozar el suelo, el sosiego y la tranquilidad con el que soporta el
castigo, la entrega absoluta a favor de una causa justa que es la salvación de
la persona…Ya les digo, la cercanía más absoluta y la contemplación de un Dios
que nace de los textos de San Juan de la Cruz o Santa Teresa, esa mística que
lleva al hombre a lo que no es de este mundo, ese barroco que no es barroco,
todavía es naturalismo y renacimiento, medida, belleza….nada sobra y nada
falta. Montañés ya estaba configurando ese estilo artístico que no se ha ido de
la ciudad y que se ha quedado en nuestro carácter para siempre. Se lo
recomiendo tanto a creyentes como ateos, ver a Pasión en la cercanía es ver a
los esclavos de Miguel Ángel escaparse del mármol para salir hacia fuera y
mostrarse en todo su esplendor. Es también ver la serenidad de las santas de
Zurbarán o la genialidad de Velázquez en sus retratos. De todas formas, aquí
les dejo unas fotos (siento si no se ven muy bien, el móvil es un poco malo)
para que admiren al Dios de la serenidad y la tranquilidad en estos tiempos tan
locos.
Volviendo al principio, ¿locos por qué? Porque, como
dirían muchos, esto ya se viene encima. Estamos a 74 días del Domingo de Ramos.
¡Qué locos que estamos!
Juan Manuel Luna Cruz
Gracias por compartir este momento con la gente "majareta".
ResponderEliminarHa debido de ser un acto bello en su totalidad.
Y llevas razón en cuanto a que acaba de nacer Jesús, aun no hemos desmontado el Belén, y ya estamos de cultos.
Lo dijo algo así Pascual Gonzalez: "Andalucía vive la Pasión desde que María parió al Niño de Dios". Y sí, así es...estamos todo el año de cultos. ¿Es malo? ¿Hacemos daño a alguien?
Las Cofradías son una parte muy importante de la Iglesia. Por ellas se acercan muchas personas a la Iglesia y descubren a Dios que sale a su encuentro. Antes quizá no pero, ahora hay cultura cofrade, formación cristiana. CADA DÍA SOMOS MÁS LAS PERSONAS QUE SABEMOS LO QUE HACEMOS Y CUAL ES NUESTRO PAPEL.
¿majetas? pues bendita locura.
Un saludo.