Pocas cosas son casualidad en esta vida. Muchas de
ellas tienen su explicación y, a lo mejor, nos tenemos que remontar bastante
tiempo para encontrar su porqué. Es el siguiente caso que les voy a relatar.
En la parroquia de San Lorenzo de Sevilla, se ha
vuelto a ver una imagen que no se daba desde hacía varios siglos. Les detallo.
Podemos encontrar desde hace unos meses, justo enfrente de la capilla de la
Virgen de la Soledad, una imagen de gloria de Nuestra Señora del Carmen, con
una ráfaga plateada, en una capilla al lado del cuadro de Ánimas. Pues bien, esta
escultura, de alabastro, con una iconografía del siglo XIV-XV, presidía el
altar mayor de la iglesia del convento Casa Grande del Carmen de la ciudad, en
la calle Baños. En este mismo espacio, se encuentra ahora el conservatorio de música.
El hecho curioso se da porque, justo enfrente de la
antigua iglesia del convento, atravesando un pequeño patio, se encontraba la
majestuosa capilla de la hermandad de la Soledad de María (una de las cofradías
más ricas de la ciudad en los Siglos de Oro), y presidiendo el camarín central
del altar, se encontraba la Virgen de la Soledad, la misma que conocemos ahora
porque se trata de una imagen del siglo XVI, entre el manierismo y el primer
barroco, la cual ha vivido en el seno de la hermandad desde tiempo inmemorial.
Se cuenta que si te ponías en medio del patio y las
puertas de ambos templos estaban abiertas, veías a un lado a la titular del
convento y al otro lado la Soledad. Ese hecho ha vuelto a ocurrir gracias a la
gran idea del párroco de San Lorenzo y otros miembros de la comunidad
parroquial: primero de mostrarnos en toda su grandeza esta escultura de gran
belleza como es Nuestra Señora del Carmen y, también, de recuperar ese
encuentro entre dos vecinas, desde hace muchos siglos.
Juan Manuel Luna Cruz
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