Cuando el poder se empieza a mover por los pasillos
y a levantarse de sus sillas porque no está contento en el lugar dónde está,
podemos esperar lo que sea. Comienzan a verse movimientos de cambio o amagos de
ocupación en distintos ámbitos del país, tanto local, regional y nacional.
Zoido está deshojando la margarita de si se queda luchando en Sevilla o se afinca en el sillón del Parlamento, ocupando su puesto de líder de la oposición del PP andaluz, esperando su designación como candidato a la Junta. Mientras, el partido está inquieto por la duda de Juan Ignacio, ¿dejar un feudo socialista ganado en las elecciones de 2011 o perder la oportunidad de poder ganar los ansiados comicios regionales? A lo mejor, está esperando que Juan Bueno tome protagonismo en el ayuntamiento y que las gentes lo vayan conociendo.
El panorama en la Junta está más calentito. Con un
gobierno en horas bajas, con ningún proyecto de ley presentado desde mayo, con
una alianza con IU (donde hay miembros que colaboran con el poder y otros que
quieren una Andalucía libre), el PSOE-A quiere dar un paso al frente ante los
desastrosos datos de las últimas elecciones gallegas y vascas. Quiere hacerse
con la cúpula de los socialistas. Se pueden basar en varios datos, entre ellos,
son el 25 % de la militancia del PSOE y Andalucía nunca falla al obrero
español. Se quiere hacer frente a los catalanes y a un PSC que se está
separando de las ideas del partido proponiendo referéndums y consultas
separatistas.
En España…para qué contarles. El inmenso tablero de
ajedrez está dispuesto con unas torres catalanas, que no se sabe si aguantarán
después del anuncio de Europa de que no la aceptarían dentro de la Unión si se
independizara. Los alfiles ministros atraviesan el tablero de lado a lado,
recortando y eliminando todo lo que se ha creado durante 35 años de democracia.
Los caballos soberanistas pegan saltos insospechados con movimientos
inquietantes. La reina Rajoy se mueve a sus anchas. El rey controla sus
movimientos a no ser que tenga más tropezones. Y como siempre, los peones,
nosotros, los ciudadanos que son los primeros en caer y los que menos importan
para las demás fichas.
Juan Manuel Luna Cruz
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