Siempre se suelen referir como Fiestas Grandes de
nuestra ciudad a la Semana Santa como la primera, luego viene la Feria, el
Corpus y se ha añadido hace poco la Cabalgata de Reyes Magos del Ateneo. Sin
embargo, a mí personalmente, me gustaría añadir otra más al almanaque: el derbi
Sevilla-Betis.
-Anda ya Manolo, si mucha gente no va al fútbol, o
no le gusta, o piensa que está muy deteriorado este partido por la violencia
que suele haber en él…
Es cierto todo lo que se dice, pero todo puede
mejorar y convertir este encuentro en un gran acontecimiento para Sevilla.
Puede haber gente que no le guste (muchas personas no aguantan la Semana
Mayor), desconozcan cómo se celebra el derbi entre los sevillanos (el Corpus es
una fiesta totalmente olvidada), y así, podemos enumerar unos cuantos párrafos
más de argumentos en contra de nombrar este hecho como fiesta grande de la
urbe.
Pero hay otros elementos que nos acaban influyendo,
¿quién no está atento a la radio, a la tele o a internet durante o después del
partido?, ¿quién no tiene nadie en su familia o entre sus amigos que no sea
aficionado a uno u otro equipo?, ¿quién no puede evitar hablar en algún momento
de la semana de antes o de después del partido? Estas son algunas cuestiones en
contra de las anteriores. Lo mismo que todos tenemos alguna historia, directa o
indirecta con el Gran Poder (no se me mosqueen por meter al Señor en estos
lares), también tenemos alguna historia, directa o indirecta, con el Betis o el
Sevilla. Todos tenemos alguna fibra de nuestro cuerpo que es verdiblanca o
rojiblanca. Todos nos hemos parado a mirar en algún momento de nuestras vidas
el estadio del equipo del cual nos han hablado nuestros mayores.
Lo que puede suceder es que el fútbol se haya
“cafreado” en las últimas décadas. Los aficionados se han convertido en hinchas
y los hinchas, en ultras. Lo ultra, lo radical siempre suele acabar mal. Con
violencia. Y en eso se ha convertido el deporte más seguido del país. Los
insultos se aclaman en los coliseos del siglo XXI. Nos volvemos auténticos
salvajes porque el que controla en el campo no ha pitado un penalti o no ha
expulsado al jugador tal o cual.
En los derbis, la cosa está aún más calentita. Por
eso, no vayamos a la violencia. Para eso, nosotros, los sevillanos, tenemos la
fina y fría guasa. Cortante cuando queremos. Provocadora cuando deseamos.
Ingeniosa como ninguna. Tenemos para rato, hasta el próximo derbi.
Pido que la guasa reine en todos los verderones y
palanganas durante estos días y que el partido sea una auténtica fiesta, como
las grandes de la ciudad, las que colapsan y hagan parar 90 minutos el reloj de
nuestro tiempo.
Gol de Beñat en el último derbi Sevilla-Betis, con una barrera a la flamenca
Foto del blog: prismaverdiblanco.blogspot.com
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