Los borrachos o El Triunfo de Baco, cuadro de Velázquez |
Apolo y Dafne, escultura de Bernini |
Los sentimientos, a flor de piel,
El deseo, como un fuego vivo en el interior;
La realidad, como una neblina en la cabeza…
Todo se nubla al pensar con el corazón,
El revoloteo de la memoria que hace que la carne sea más
carne todavía
Y el espíritu se desvanezca.
Aquí, no cabe Platón, cabe Nietzsche y su Dionisos.
Las leyes no existen, solo el impulso.
Los ángeles son para morderlos y los demonios para perderse
con ellos.
El mundo es lo que considere nuestro espacio y nuestro
tiempo.
Y nada más. Juan Manuel Luna Cruz
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