domingo, 16 de marzo de 2014

La historia de un botón

El color de los cielos ha cambiado. Se marchó el triste gris y vuelve el azul que cogía Murillo para pintar sus cuadros. El brillo de la luz busca entre las hojas al botón que espera nacer. Durante las últimas semanas, la lluvia ha regado los naranjos de la ciudad y ha cuidado celosamente a la semilla de la futura naranja. Conforme han pasado los días, el botón se ha vuelto blanco inmaculado y está esperando el momento de estallar y convertirse en flor. 

Desde su interior, espera ver otro año más a las personas caminando y buscando entre las calles a Dios y a su Madre; espera poder mezclar su aroma dulce con el incienso para crear ese olor inigualable; espera escuchar de nuevo las cornetas llorando por un Dios ajusticiado, así como estremecerse ante la garganta rota cuando la saeta muere; espera poder acariciar las manos de un Cristo crucificado y las bambalinas de un palio. Quizás, a este botón le lata el corazón como al de muchos sevillanos y sevillanas: con la mecida de las caídas de un paso de palio.

Este botón espera encontrarse con la mañana, el júbilo, los niños, la emoción, los capirotes, la voz de aquel que enseña a Dios andar, los rezos, el Puente, el arrabal, los devotos tras el paso, los nazarenos, los cirios, el bullicio…Tiene tantas ganas este botón de convertirse en flor que no puede esperar más. Sin darse cuenta, sus pétalos se han abierto un amanecer y ha aparecido el azahar. La flor ha estallado con la venia de su Creador para ir dando paso a la llegada de la Semana de la Luz, de la Semana del Gozo, de la Pasión, de la Esperanza, de la Vida, del Encuentro…La llegada de la Semana Santa.


Juan Manuel Luna Cruz

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