Como en todos los aspectos de la vida, hay de todo
en la viña del Señor, porque si no, esto sería muy aburrido. Puede que muchas
personas se me echen al cuello porque voy a expresar mi humilde opinión sobre
uno de los sectores más castigados de la crisis y que sustenta parte de la
economía española, pero también es un sector donde el absolutismo y la famosa
frase del siglo pasado (“Usted no sabe con quién está hablando”), impera y
forma parte del sistema. Si no lo han adivinado todavía, me refiero a los
funcionarios.
El otro día charlaba con un amigo a la altura de
Santa María la Blanca cuando un trabajador de Lipasam, el cual limpiaba la zona
con la manguera, casi nos ducha. Evitamos todo lo posible que no nos mojara y
continuamos nuestro camino. No le dijimos nada. Comenzamos a hablar sobre cómo
se toman numerosos operarios y miembros de empresas públicas al resto de la
gente. ¿No pudo ese trabajador retirar un momento la manguera para que
pudiésemos pasar? Te responden que no, que él está trabajando y el que te
tienes que quitar eres tú. Algunas veces de forma grosera. No quiero quedarme
solo con el ejemplo más cercano en el tiempo (Lipasam), sino que quiero
trasladarlo a todas las administraciones, desde la local hasta la nacional. Da
la sensación de que cuando vas a Hacienda o a solicitar una beca, o a la
sanidad o a un organismo del Estado, en vez de hacer el trabajo, te hacen un
favor dándote un papel o diciéndote que te tienes que ir a otro sitio. Parece
que se repite el “vuelva usted mañana” de Mariano José de Larra.
¿No se puede mejorar la eficiencia de la
Administración? ¿No se puede, por ejemplo, adelgazar los trámites para montar
una empresa? ¿No se puede incentivar el trabajo bien hecho y rápido? A un
servidor le da la sensación de que no, de que hay una “mano negra” que quiere
que lo único que hagamos sea movilizarnos y manifestarnos cuando la mejor de
las protestas es hacer lo contrario de lo que te dicen. Los funcionarios andan
adormilados en sus puestos de trabajo y lo único para lo que son llamados es
para rebelarse un rato contra el que está en el poder. Si ellos ayudaran al
ciudadano y colaboraran para un sistema mucho más fácil de entender y con menos
burocracia, esto se haría más liviano.
Sé que las cosas que uno propone son auténticas
utopías pero si una persona lo hace un día, y al siguiente, otra, y otra, y
otra…así hasta cambiar el modelo establecido, la convivencia entre todos será
mucho mejor y las dichosas famas que tienen los miembros de la administración
desaparecerán. Sobre todo, para aquellos que hacen su trabajo normal y bueno
todos los días del año.
Juan Manuel Luna Cruz